Pese a que Arianespace y luego la Agencia Espacial Europea (ESA) afirmaron que la separación de los dos satélites del cohete se había producido según lo previsto 3 horas y 47 minutos después del lanzamiento, tiempo después reconocieron que habían observado "una diferencia entre la órbita alcanzada y la prevista".
En concreto, se han quedado en una órbita elíptica a unos 17.000 kilómetros de altura, en lugar de la circular a 23.522 kilómetros desde donde se esperaba que pudieran operar a partir del próximo otoño.
La inversión total de este proyecto, que corre a cargo de la Comisión Europea, es de 13.000 millones de euros, una cifra a la que se ha llegado tras numerosos derrapes presupuestarios en un proyecto que prevé dotar al Viejo Continente de un instrumento más perfeccionado para uso civil que el GPS estadounidense.
Gracias a un posicionamiento con una precisión que ronda un metro (cinco para el GPS) y una señal con menos zonas de sombra, Galileo espera abrir el camino a nuevas aplicaciones profesionales de pago que abran la perspectiva a una rentabilización de la inversión, más incierta con este nuevo incidente.
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