"Dando un respiro" a la congestión sanitaria

La mañana del lunes 9 de marzo arrancaba lo que prometía ser una semana más. Con la primavera a la vuelta de la esquina y las miras puestas en las cercanas vacaciones de Semana Santa, los españoles retomaban sus rutinas diarias sin sospechar que esa semana no acabaría como empezó. Y sin poder vaticinar que era cuestión de días que a su lista de preocupaciones habituales, como el trabajo, la compras o la educación de sus hijos, se sumase una capaz de relegar a un segundo plano todas las anteriores: la salud.

El coronavirus terminaría desembarcando en nuestro país con más fuerza de lo que las administraciones hubieran podido prever, y los servicios sanitarios no tardarían en ver desbordadas sus capacidades como consecuencia de la recién declarada pandemia. Ante el previsible colapso, y con la misma velocidad con la que el virus se propagaba por toda la geografía española, una oleada de altruismo contagiaba a particulares, organizaciones y empresas que decidían “arrimar el hombro” frente a la crisis por medio de iniciativas que encontraban su eco en Internet. Una de estas iniciativas evidenciaba, ya en su propio nombre, su objetivo de luchar (“fight”, en inglés) contra la enfermedad con puños de ganas y patadas de solidaridad.

 “El “Proyecto Respiradores – Fighting Covid 19” surge en el seno de EO Madrid, una organización empresarial internacional, en la que algunos de sus miembros vimos necesario aportar un granito de arena a la crisis del coronavirus. Después de descartar la compra de material y equipamiento en China, iniciamos la búsqueda y compra de respiradores de segunda mano en Europa”, indica David Carrero, cofundador de Stackscale y miembro de EO Madrid.

En menos de un mes, el llamamiento lanzado en la red  reunía 420.000 euros por medio de aportaciones particulares (https://www.gofundme.com/f/546pc3-fighting-corona-v )  y alcanzaba el millón de euros gracias a las donaciones hechas por padrinos del sector empresarial. Una cantidad que ha permitido la adquisición de casi un centenar de respiradores para los centros hospitalarios de Madrid y sus alrededores.

Tal y como recuerda Eduardo Fernández, de la empresa ShuttleCloud y también miembros de EO Madrid: “En los primeros días nos centramos en traer a la máxima velocidad respiradores de UCI, de quirófano y de traslado. Dada la urgente necesidad de respiradores, los hospitales nos pidieron que trajéramos todos los que pudiésemos de esos tres tipos”. “Una vez controlada la primera oleada de pacientes, había que centrarse en los respiradores de UVI, dado que permiten avanzar en el manejo del paciente y conseguir un "destete" (transición paulatina hacia la respiración normal del paciente) de forma segura y eficaz”, añade el doctor Lain Hermes González, neurocirujano de la Clínica Universidad de Navarra.

La llegada de equipos se adaptaba, por tanto, a las demandas trasladadas por los profesionales sanitarios en cada momento de la pandemia, ya que en el mercado es posible encontrar varios modelos de respiradores que ofrecen prestaciones de diferentes tipos. El respirador “doméstico” por excelencia es el indicado para el tratamiento de la apnea del sueño, un sistema no invasivo que sólo puede ser utilizado en fases previas a la intubación del paciente; el llamado “respirador de traslado” (llamado así porque cumple su función de manera transitoria en ambulancias o helicópteros) se limita a bombear oxígeno pero no permite ajustar sus parámetros; el “respirador de anestesia”, instalado en los quirófanos para pacientes sin problemas pulmonares, también está indicado para períodos limitados de intubación; y, finalmente, el “respirador de UVI o UCI”,  puede ser utilizado hasta dos semanas y facilita el ya citado “destete” hasta que el paciente es capaz de recuperar la respiración por sí mismo.   

Los respiradores aportados por “Fighting Covid 19” han llegado para quedarse, incrementando la dotación de equipos en los centros hospitalarios con los que hacer frente a una hipotética nueva crisis sanitaria en el futuro: “España debe tener una reserva nacional de respiradores de alta calidad como la que tiene el gobierno americano. Estos respiradores deben ser distribuidos a los hospitales en todo el país en función de la necesidad y futuras epidemias”, señala Lain Hermes González.

Enseñanzas que son una de las pocas consecuencias positivas que deja la crisis sanitaria, y que evidencian que siempre es posible aprender de los errores.