Cibersur.com | 17/05/2017 19:12
Los jóvenes sufren la ausencia de Internet porque, según ha explicado la socióloga y profesora de los Estudios de Artes y Humanidades de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Natàlia Cantó-Milà, "es una de las formas principales de estar conectado con los amigos y, en una cultura de la inmediatez, no saber qué se está diciendo o dónde se está quedando puede significar quedarse excluido".
El informe analiza a más de medio millón de adolescentes de 15 años de 72 países y señala que el 91 por ciento de los estudiantes tiene un teléfono móvil conectado a Internet en casa y que el 61 por ciento se inició en la red antes de los 10 años. Además, 9 de cada 10 de los encuestados admite que lo pasan bien utilizando dispositivos digitales.
Sin embargo, "la sensación de felicidad que puede conllevar la hiperconexión es un espejismo, y construir la identidad a partir de la respuesta en redes provoca un círculo vicioso de dependencia que puede llegar a comportar cuadros de ansiedad y depresión", ha destacado el doctor en Filosofía, profesor de los estudios de Humanidades de la UOC y autor del libro 'La gran adicción. ¿Cómo sobrevivir sin internet y no aislarse del mundo?', Enric Puig Punyet.
Además, el informe también hace un recorrido por las ventajas y los riesgos que puede suponer el uso de la red para los jóvenes, pues aunque este puede "aumentar el bienestar, ya que provee entretenimiento y elimina los obstáculos para la socialización", también puede suponer, en exceso, realizar menos ejercicio físico, provocar trastornos del sueño y obesidad, además de minar la motivación y la concentración de los alumnos y conducirlos a un mayor aislamiento.
"El problema fundamental de Internet y las redes sociales es la crisis de la atención y la focalización que están provocando, y la ansiedad por la inmediatez y la disponibilidad constante", ha subrayado Puig Punyet, quien ha añadido que estos son problemas estructurales y, por ello, hay que "pedir responsabilidad a los desarrolladores y alertar a la sociedad de que hay que tomar conciencia del diseño adictivo de estas herramientas, para así lograr la liberación del usuario".
Así, el filósofo ha querido recalcar que, a pesar de que las redes sociales puedan tener ciertos beneficios, estas y su ideología de fondo "están promoviendo una pérdida de la calidad en las interacciones humanas en beneficio de la cantidad, ya que la satisfacción es pasajera; el comentario o la respuesta se olvida rápidamente y se busca más; y el reconocimiento nunca es definitivo".
Por ello, la profesora Cantó-Milà ha asegurado, por su parte, que no hay que dejar que los adolescentes estén demasiadas horas conectados, momento en el que la responsabilidad de los padres y de la escuela entra en juego para enseñar a los menores a desconectar y a emplear de forma equilibrada las herramientas digitales.