La realidad es que hay diferentes soluciones que son idóneas según el tipo de empresa, por lo que es vital tener claro las ventajas y los inconvenientes de cada clase.
Por ello, y con respecto al software estándar podemos decir que es un paquete cerrado con una serie de utilidades que han sido adaptadas, por ejemplo, a la gestión empresarial, pero que no puede modificarse para darle una interfaz concreta, un diseño determinado o crear capas, aplicaciones y procesos fuera del paquete establecido.
Dentro de este concepto, existen dos variantes que permiten o no alguna adaptación. Es decir, el software estándar rígido, primera tipología, es estrictamente la solución con sus aplicativos, operaciones y consultas.
Abriendo un poco la manga está el software estándar parametrizable que, aunque en esencia es rígido también, es decir, un paquete cerrado y no modificable, si tiene opciones configurables preestablecidas por el fabricante, que permiten una ligera adaptabilidad, aunque no totalmente acomodado a las necesidades de la empresa.
Con respecto al software a medida, es aquella solución pensada para el cliente, y se adapta perfectamente a una compañía porque está inspirado en su funcionamiento. Es decir, mantiene una fidelidad con los sistemas de información y las operaciones y actividades de la empresa.
En este ámbito también podemos encontrar un software 100% a medida y otras soluciones que tienen un núcleo establecido pero que la interfaz de usuarios de la empresa se realiza a medida. Ahora bien, cada uno de estos tipos puede ser tremendamente útil, en función de las necesidades de cada compañía, y queda en manos del responsable de tecnología detectar tanto la clase pertinente de software, como la solución final o el proyecto de solución a medida que le ofertan los proveedores.
Por las nubes
En este aspecto, parece que el Cloud Computing tiene mucho que decir en el desarrollo del nuevo software empresarial, que se suministra como servicio y a través de Internet. En este aspecto, aunque existen sistemas estandarizados que proveen soluciones útiles a un grupo de compañías, también se prevé el desarrollo de un escenario mixto, donde se busque aprovechar todas las capacidades de la infraestructura Cloud, pero que el interfaz web del usuario de empresa sea configurable o se realice a medida.
Ahora bien, las grandes opciones que encontramos actualmente ofrecen un software estándar como servicio y no permiten grandes adaptaciones en el funcionamiento, aunque si dispongan de un poco de flexibilidad en el diseño y colores de la interfaz.
Y es que aunque la nube parezca una sencilla adaptación del concepto SaaS (Software as a Service) a la realidad de Internet, cuando es un escenario auténticamente nuevo para la empresa, que además de no tener la propiedad de la solución que usa, tampoco la tiene alojada en sus instalaciones ni sabe en el fondo donde están los servidores sobre los que corren todos los aplicativos que usan.
Por otra parte, hay que tener en cuanta una buena ración de críticas que se lleva la computación en la nube, ya que muchos expertos mantienen que es un concepto centralista o centralizador, que obvia por completo la plataforma sobre la que se sustenta - Internet - que es de carácter distribuido, así como la convicción de que la importancia sobre la libertad del software, en este caso, pierde importancia.
Sea como fuera, el Cloud Computing es una línea a tener en cuenta, visto el éxito de servicios como Gmail, Google Docs, Dropbox, Windows Live y un largo etcétera.
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Un poco sesgado el comentario que obvia las servidumbres del software a medida con respecto al implantador, al personas interno que lo desarrolló y las escasas probabilidades de actualización competitiva del mismo por una pura cuestión de recursos aplicados.