Ciencia

Más de dos siglos de museos de la ciencia en España

Desde que el Rey Carlos III creara en 1771 con el nombre de Real Gabinete de Historia Natural el primer museo científico de España han pasado más de dos siglos de ciencia y de un intento por aproximarla a los ciudadanos, que han pasado de ser meros espectadores a los protagonista de instalaciones interactivas.

Cibersur.com/Agencias | 07/05/2012 12:34
El Real Gabinete de Historia Natural es desde 1913 el Museo Nacional de Ciencias Naturales, que, si bien tuvo varias sedes, está ahora ubicado en el Palacio de las Artes y la Industria de Madrid.

Su director, Esteban Manrique, ha señalado a Efe que el museo se ha mantenido de una manera 'muy digna a pesar de los avatares' y ocupa el quinto lugar europeo entre los museos de este tipo.

Éste no es el único centro científico importante que se encuentra en la capital, donde también están ubicados el Planetario de Madrid, el Real Jardín Botánico, Cosmocaixa Madrid (Alcobendas) y el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, que tiene también una sede en La Coruña que hoy ha sido inaugurada por los Príncipes de Asturias.

El museo coruñés se trata del último de los museos científicos que se han puesto en marcha los últimos años en las comunidades en un intento por sacar la ciencia a la calle, y que equipara a España, en palabras de su director, Ramón Núñez, con los países de Europa.

El primer acelerador de partículas instalado en España, la linterna que iluminó la Torre de Hércules entre 1857 y 1904 o la cabina del Jumbo que trasladó el 'Guernica' a España son algunas de las piezas que se pueden observar en esta sede coruñesa.

Este nuevo museo no es el único que alberga esta provincia, que cuenta con una red de museos científicos que incluye la Casa de las Ciencias -primer museo interactivo de titularidad pública en España (1985)-, Aquarium Finisterrae y la Domus (dedicado al ser humano).

Cataluña es otra de las comunidades en las que hay significativos museos científicos, como el Ciencias Naturales de Barcelona, cuyo origen se encuentra en el Museo Martorell, inaugurado en 1882.

El Museo de la Ciencia y la Técnica de Cataluña (Terrassa) es otra de estas instalaciones, al igual que Cosmocaixa Cataluña, ubicada en un antiguo edifico modernista de 30.000 metros cuadrados.

Los tres pertenecen, al igual que otros 22 museos, a la red de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología.

En el País Vasco, entre otros, se encuentra el Kutxaespacio de la Ciencia, que abrió sus puertas en 2001 y que en sus primeros diez años de existencia recibió 1,4 millones de vistas.

Canarias cuenta desde 1993 con el Museo de la Ciencia y el Cosmos, dependiente del Cabildo de Tenerife y el Instituto de Astrofísica de Canarias (tiene un planetario con una cúpula de 6,5 metros).

En Las Palmas de Gran Canaria se ubica el Museo Elder de la Ciencia y la Tecnología (1999), también con un planetario, además de un invernadero, un taller de ciencia y exposiciones de matemáticas, física, biología, medicina, etc.

Andalucía alberga, entre otros, el Parque de las Ciencias de Granada, un museo interactivo de más de 70.000 metros cuadrados que fue inaugurado en 1995 y está considerado como el espacio museístico interactivo más visitado de la comunidad, y el Centro de Ciencia Principia, en Málaga, también interactivo y creado en 1994.

En Castilla-La Mancha, Cuenca, se encuentra el Museo de las Ciencias, que en su exposición permanente trata de contribuir a la comprensión del ser humano y su relación con el universo.

Castilla y León tiene en Valladolid el Museo de la Ciencia y en Teruel Dinópolis que, además de un parque temático, es un museo paleontológico que también se dedica a la investigación.

El Museo de las Ciencias Príncipe Felipe, de la Ciudad de las Artes y las Ciencias está en la comunidad valenciana (diseñado por Santiago Calatrava ha recibido más de 27 millones de visitantes desde 2000), donde también está el Museo de Ciencias Naturales.

En comunidades más pequeñas también existen este tipo de museos: en La Rioja, la Casa de las Ciencias; Murcia, el Museo de la Ciencia y el Agua; y Baleares, el Museo de Ciencias Naturales de Costitx.

En casi todos estos museos las nuevas tecnologías han marcado un antes y un después en la forma de mostrar las colecciones, en las que un público mayoritariamente joven no sólo es un espectador pasivo, sino que toca y participa con el objetivo de aprender.


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