A mediados del pasado mes de abril, mientras toda España superaba su primer mes de confinamiento motivado por la crisis del coronavirus, y recibía con los brazos abiertos cualquier información que le permitiese atisbar un halo de esperanza, salía a la luz un “falso real decreto” del Boletín Oficial del Estado (BOE), en el que el Ministerio de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática adelantaba, supuestamente, fechas concretas para la reactivación del país.
Así, por ejemplo, se apuntaba a que el día 12 de mayo abrirían sus puertas al público los comercios mayoristas y minoristas, el 1 de junio se reanudaría la actividad hotelera y, tan solo una semana después, lo harían los eventos deportivos.
El documento alcanzaba tal nivel de difusión que, a través de sus redes sociales, el Gobierno acabaría por desmentir su veracidad, confirmando que los ciudadanos habían vuelto a caer en las garras de uno más de entre los tantos bulos con los que la pandemia sanitaria ha derivado también en una pandemia desinformativa.
“Habíamos visto la importancia de la desinformación, por ejemplo, en procesos electorales como en el caso del Brexit o las elecciones norteamericanas y brasileñas, pero se trataba de casos específicos. Con el coronavirus, la desinformación se ha convertido en un fenómeno global, tanto que la propia OMS (Organización Mundial de la Salud) incidía en febrero en su preocupación por la aparición de posible “infodemia”, esto es, sobreabundancia de información, mucha de la cual podía ser falsa”, explica Alexandre López, profesor de Información y Comunicación de la UOC (Universitat Oberta de Catalunya).
A día 8 de mayo, el portal de verificación de noticias Maldita.es (https://maldita.es/ ) contabilizaba hasta medio millar de “mentiras, alertas falsas y desinformaciones sobre COVID-19” cuyas formas y contenidos se han ido adaptando a las especifidades de cada fase superada desde el origen de la pandemia. Como señala López: “Los primeros bulos abordaban el supuesto origen artificial de la enfermedad, argumentos que aún se siguen intercambiando Estados Unidos y China; posteriormente llegaron otros sobre las posibles curas, ante lo que hemos visto un gran esfuerzo de las administraciones por contrastar y transmitir información veraz.
Otro tipo de “fake news” atentan contra la reputación de políticos, “celebrities”, etc, y actualmente empiezan a proliferar desinformaciones relacionadas con el desconfinamiento, por ejemplo, sobre cosas que, aseguran, se pueden hacer en cada momento de la desescalada”.
“Cuando recibimos una información, lo primero que debemos hacer es identificar la fuente de la que proviene, así como las citas atribuidas a personajes públicos. En segundo lugar, no debemos quedarnos con el titular de la noticia y compartirla inmediatamente por muy atractivo que sea.
En tercer lugar, hay que saber que la noticia suele apelar a emociones como el miedo, y puede incitar a una acción concreta y al sentimiento de ayuda”, apunta Hada Sánchez, vicedecana de Comunicación, Relaciones Institucionales y Emprendimiento de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla. “Además hay que contrastar la procedencia de las imágenes, vídeos y enlaces con las fuentes oficiales y prestar atención a las informaciones que incitan a la polémica o a la apología ideológica”.
Ante el avance de la infodemia, sus responsables involuntarios, las redes sociales y los sistemas de mensajería instantánea, han tomado diferentes medidas para evitar la difusión de publicaciones potencialmente peligrosas y que, a corto plazo, pueden llegar a poner en entredicho la confianza de los ciudadanos en dichas herramientas.
Pero si hay un sector que se ha alzado victorioso en la pugna contra los bulos ha sido, sin duda, el que mejores armas tiene para combatirlo: “La única buena respuesta a las “fake news” es el buen Periodismo. Los medios de comunicación han sido muy inteligentes en esta crisis, han verificado las informaciones, las han filtrado y no se han limitado a publicar antes que nadie”, señala Alexandre López. “El último estudio del Instituto DYM (2020) arroja que los medios de comunicación son más consultados que las redes sociales y la radio, respecto al resto de medios”, añade, por su parte, Hada Sánchez. “Por lo tanto, se está logrando restablecer la confianza de la audiencia en los medios ante la pandemia desinformativa que existe”.
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Buenas tardes quería saber si puedo acceder al contacto de Hada SÁnchez, soy periodista de la Televisión Canaria y hago una sección de Bulos. Gracias